El rugby playa es un formato del deporte del balón ovalado que enfrenta a dos equipos de 5 jugadores en un terreno arenoso de 40 x 25-30 metros durante dos periodos de aproximadamente 6
minutos.
Son las mismas reglas que en rugby 7, con cambios imprescindibles condicionados por el escenario, como son las dimensiones del campo, la duración del partido y la imposibilidad de poder chutar el
balón. Las melés están formadas por tres personas y el medio de melé, siendo habitual en la practica de los torneos que el equipo que cometa la falta ceda la posesión al rival. Las touché las
integran el lanzador y dos saltadores, más el medio melé.
No se necesita ningún equipamiento especial a la hora de disfrutar activamente de este deporte, aunque como puedes imaginar está prohibido el uso de botas con tacos, que son sustituidas por
zapatillas de deporte.
El rugby playa nace a comienzos de la década pasada como una traslación del reglamento y desarrollo del rugby a 7 a los escenarios estivales. El origen del cambio de la hierba a la arena es difícil
de rastrear, aunque en nuestro país han sido los franceses los que comenzaron a introducir esta modalidad en las playas del norte de Cataluña y en la cornisa Cantábrica.
Pese a lo novedoso de su creación, la modalidad veraniega del rugby está comenzando a tener un respaldo popular importante en nuestras costas. La plasticidad de este deporte y sus altas cotas de espectacularidad están motivando la eclosión de torneos que, una vez finalizada la liga, congregan a algunos de los mas destacados equipos y jugadores de la Península, así como de toda Europa. Aunque la implantación de este deporte está desarrollándose por todo el litoral ibérico, son las playas del Mediterráneo las que actualmente ofrecen una mayor oferta de partidos y trofeos.